viernes, 5 de diciembre de 2014

Economía experimental y la desregulación eléctrica (1)

Esta es la primera parte de la versión en español de mi artículo de noviembre en Mapping Ignorance. Se trata de una sección de un artículo mío publicado recientemente en la revista Economía Industrial [1].



Hasta hace apenas un par de décadas gran parte de los llamados monopolios naturales se regulaban mediante la concesión de servicio o producción a una empresa, una estimación de sus costes y un precio político que permitiera unos beneficios normales sobre esos costes. Esto era así (y todavía lo es en muchos casos) en los sectores de las telecomunicaciones, electricidad y transporte aéreo, por poner tres ejemplos de los más conocidos. Los economistas, sin embargo, alertaban contra los problemas de este tipo de regulación, que no incentivan una adecuada adopción tecnológica ni un buen servicio al consumidor. Una de las primeras referencias explícitas sobre el tema en el sector eléctrico es el trabajo de Joskow y Schmalensee (1983) [2]. Es cierto que los rendimientos de escala hacen técnicamente superior que algunas de estas actividades estén cubiertas por una única empresa, pero no lo es menos el que los beneficios de la competencia entre varias de ellas compense algunas duplicaciones en las inversiones fijas o de red. Bien por esta insistencia de los economistas o bien porque las nuevas tecnologías lo permiten más fácilmente, el caso es que la libre entrada y competencia en estos sectores ha reconducido la situación a una de oligopolio en la mayoría de los casos. No es competencia perfecta, pero es mejor que el monopolio.

Staropoli y Jullien (2006) [3] resumen el uso de la experimentación en el laboratorio para ayudar al diseño de mecanismos eficientes en el sector eléctrico y encuentran que hay dos grandes problemas para la puesta en marcha de una mayor competencia. El primero se refiere a la transición al nueva arquitectura del mercado. Antes de la desregulación el sector está típicamente dominado por unas empresas que se reparten el mercado según regiones y que operan como monopolistas regulados dentro de ellas, y por un operador que coordina las decisiones de producción y de transporte según unos algoritmos dados por la regulación del sistema. La liberalización debe convertir este sistema en otro descentralizado de empresas que compiten entre sí y en el que el operador del sistema se basa en una lógica de mercado. El segundo problema se refiere a la manera en que debe diseñarse el mecanismo de casación entre ofertas y demandas, con los múltiples detalles que debe tener en cuenta. Sin experiencias previas y, por tanto, sin datos empíricos, la Economía experimental ha permitido comprobar las teorías, evaluar las nuevas propuestas y hacer otras.

Tal vez primer caso de colaboración entre experimentalistas y reguladores ocurrió cuando en 1984 la Arizona Corporation Commission (ACC) solicitó un estudio sobre la desregulación eléctrica al grupo experimentalista de Vernon Smith. Rassenti y Smith (1986) [4] describen estos estudios, guiados por dos preguntas principales: (i) ¿es factible una desregulación? y (ii) ¿cómo se ven alterados los resultados si la demanda cobra un papel más activo? Tras realizar distintos experimentos, los autores concluyen con varias recomendaciones: separación de las actividades de producción, comercialización y transporte; uso de la subasta doble, y necesidad de incidir en la descentralización. La ACC tomó con mucha reticencia estas recomendaciones, seguramente por ser un sector dominado por una cultura ingenieril que no acababa de entender la nueva cultura de mercado. La contribución más importante de este primer trabajo es, probablemente, el énfasis en el papel activo de la demanda en un sector orientado a la oferta que consideraba un demanda rígida y que se centraba en las restricciones técnicas. La razón de este énfasis es similar a la observada en los experimentos sobre monopolios vistos en la sección sobre el monopolio. De hecho, en estudios posteriores, Rassenti et al. (2002) [5] muestran cómo una demanda activa puede neutralizar situaciones de poder de mercado por parte de las empresas. Este mismo resultado se ha corroborado en experimentos realizados por otros grupos de trabajo.

(Continúa aquí.)

Referencias:

1. Ferreira, J.L. 2014. Investigación experimental en Economía Industrial. Revista de Economía Industrial 393, 69-77.

2. Joskow, P.L., and Schmalensee, R. 1983. Markets for Power, An Analysis of Electric Utility Deregulation, The MIT Press.

3. Staropoli,C., and Jullien, C. 2006. Using laboratory experiments to design efficient market institutions: The case of wholesale electricity markets. Annals of Public and Cooperative Economics 77:4, 555-577..

4. Rassenti, S.J., and Smith, V.L. 1986. Electric utility deregulation. In Pricing Electric, Gas and Telecommunication Services. The Institute for the Study of Regulation.

5. Rassenti, S.J.; Smith V.L., and Wilson, B.J. 2002. Using experiment to inform the privatization/deregulation movement in electricity. Cato Journal 21:3, 515-544.

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Hace tres años en el blog: El parlamento proporcional (2).
Hace cinco años en el blog: El Gran Cañón del Colorado.
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